
Autismo (TEA y Asperger)
Si has llegado hasta está sección de nuestra web probablemente sea porque sospechas que tu
hijo, hija o algún familiar o conocido tenga Autismo (TEA).
No te preocupes, te ayudo a que conozcas un poco más sobre el Trastorno de Espectro Autista,
sus rasgos más comunes y la forma en la que trabajamos.
¿Qué es el TEA?
El Trastorno del Espectro Autista se encuentra dentro de los trastornos del desarrollo que afectan principalmente a la comunicación y el comportamiento.
Las características principales con las que nos vamos a encontrar son:
– Deficiencias en la comunicación social e interacción social.
– Patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento, intereses o actividades (movimientos estereotipados, alineación de juguetes, ecolalia, intereses particulares y restringidos…)
– Inflexibilidad, muy rutinarios, mala adaptación al cambio.
– Hiper o hiporeactividad a los estímulos sensoriales (p. ej., indiferencia aparente al dolor/temperatura, respuesta adversa a sonidos o texturas específicos, olfateo o palpación excesiva
de objetos, fascinación visual por las luces o el movimiento).
¿Qué señales pueden indicarme que debo sospechar?
Aquí te dejo algunos rasgos característicos de TEA (Autismo) según la etapa del desarrollo en la que se encuentre.
Antes de los 12 meses:
- Juego individual, nulo interés hacia el juego interactivo.
- Escaso o nulo contacto ocular. No dirige su mirada hacia las personas.
- No reacciona cuando va a ser cogido.
- No presenta miedo a los desconocidos.
Después del año:
- No reacciona al nombre.
- No señala cuando quiere algo.
- No mira cuando los demás señalan.
- No te enseña objetos.
- Hiper o hiposensible al sonido.
- No hay imitación espontánea.
- Ausencia de balbuceo comunicativo (balbucear como si conversara).
De 18 a 24 meses:
- No sigue la mirada del adulto.
- No señala para pedir, ni mira cuando otro señala.
- Retraso en el lenguaje expresivo.
- No hay juego simbólico. Juega a alinear, abrir y cerrar, encender y apagar…
- No le interesan los demás niños.
- No enseña objetos.
- No responde a su nombre.
- No imita.
- Poca afectividad.
A partir de 3 años:
- Lenguaje alterado (ecolalia, lenguaje estereotipado, repetitivo, mutismo…).
- Prosodia alterada.
- Déficit en la comunicación no verbal, inexpresividad.
- Lenguaje literal.
- Tendencia a hablar de forma espontánea y de sus temas de interés.
- No responde a la sonrisa de otros.
- Ausencia de imitación.
- Ausencia de juego simbólico.
- Escasa o nula habilidad social.
- Nulo o deficiente acercamiento a sus iguales.
- No lee emociones, no entiende la emoción en el otro.
- Rigidez en la rutina, mala adaptación al cambio.
- Apego excesivo a algún juguete u objeto.
- Hipersensibilidad a los sonidos, al tacto y a algunas texturas.
- Respuesta inusual al dolor ( o no reacciona o lo hace de forma desproporcionada).
- Motricidad alterada (andar de puntillas, postura extraña, etc).
- Estereotipias o manierismos motores.
A partir de los 5 años:
- Alteraciones de la comunicación.
- Desarrollo deficiente del lenguaje, que incluye mutismo, entonación rara o inapropiada, ecolalia (repite todo lo que se le dice), vocabulario inusual para su edad o grupo social.
- En los casos en los que no hay deficiencias en el desarrollo del lenguaje, existe uso limitado del
lenguaje para comunicarse y tendencia a hablar espontáneamente solo sobre temas específicos
de su interés (lenguaje fluido, pero poco adecuado al contexto). - Alteraciones sociales.
- Dificultad para unirse al juego de los otros niños o intentos inapropiados de jugar conjuntamente.
- Habilidad limitada para apreciar las normas culturales (en el vestir, estilo del habla, intereses, etc.).
- Los estímulos sociales le producen confusión o desagrado.
- Relación con adultos inapropiada (demasiado intensa o inexistente).
- Muestra reacciones extremas ante la invasión de su espacio personal o mental (resistencia intensa cuando se le presiona con consignas distintas a su foco de interés).
- Limitación de intereses, actividades y conductas.
- Ausencia de flexibilidad y juego imaginativo cooperativo, aunque suela crear solo ciertos
escenarios imaginarios (copiados de los vídeos o dibujos animados). - Dificultad de organización en espacios poco estructurados.
- Falta de habilidad para desenvolverse en los cambios o situaciones poco estructuradas, incluso en aquellas en las que los niños disfrutan, como excursiones del colegio, cuando falta una profesora, etc.
- Acumula datos sobre ciertos temas de su interés de forma restrictiva y estereotipada.
Otros rasgos:
- Perfil inusual de habilidades y puntos débiles (por ejemplo, habilidades sociales y motoras
escasamente desarrolladas, torpeza motora gruesa). - El conocimiento general, la lectura o el vocabulario pueden estar por encima de la edad cronológica o mental.
- Cualquier historia significativa de pérdida de habilidades.
- Ciertas áreas de conocimientos pueden estar especialmente desarrolladas, mostrando habilidades sorprendentes en áreas como matemáticas, mecánica, música, pintura, escultura…
Estos factores, de forma aislada, no indican la existencia de un trastorno del espectro autista. Por ello es tan importante que ante la sospecha de la existencia de un posible trastorno, busques la ayuda de un profesional. Mediante una Evaluación psicopedagógica podremos establecer o descartar el diagnóstico de TEA.
¿Por qué es importante la detección temprana?
En Divergentes consideramos primordial la detección temprana para poder empezar a trabajar cuanto antes, de forma que podamos paliar las consecuencias derivadas, así como prevenir y evitar futuros problemas. Trabajamos conjuntamente con las familias y el centro educativo, de forma que todos los agentes implicados en el desarrollo del niño o niña vayamos en la misma dirección y trabajemos de la mano.
Puedes ver cómo es el proceso de la evaluación a través de este enlace: Evaluación Psicopedagógica
¿En que te ayudará?
Conocer el diagnóstico te ayudará a entender muchos rasgos que antes te generaban malestar o incertidumbre y a saber de qué forma puedes ayudar a tu hijo, hija o familiar, proporcionándole mayor bienestar y generando un buen clima y ambiente familiar.
Le daremos herramientas, tanto al niño o niña como a la familia y a sus profesores que facilitarán el funcionamiento diario de todos.
Empezar a trabajar desde etapas tempranas nos evitará muchas lágrimas y malos momentos sin duda. Te sentirás acompañado en todo momento y resultará un gran aprendizaje del que seguro nunca te arrepentirás.